Archivo de mayo 2010

Pechos por copas

El sábado pasado actué en el teatro Ateneo de Valencia, al terminar la función y pensando a donde ir a tomarnos una cerveza, un colega comentó que en la discoteca Pachá sorteaban implantes de pecho. Obviamente yo no quise ir, ya tengo más pecho del que me gustaría, pero el reclamo del local me dejó alucinado. La mente se me llenó de incógnitas ante tan novedoso concurso. ¿Tendrá la ganadora, como suele ser habitual en estos sorteos, enseñar su premio al resto de los concursantes? ¿Se podría escoger el tamaño de los implantes o sorteaban unos de la talla 150 y si los quieres bien y si no los dejas? Me imagino a la ganadora sacrificando su espalda por no renunciar a un premio. Porque no es como cuando te toca una tele, que llegas a la tienda y si lo prefieres la puedes cambiar por una lavadora pagando la diferencia, no te permitían cambiar las prótesis por una liposucción. También pensé, si como premio de consolación regalarían un Wonder Bra a las finalistas. Otra cosa que no me extrañaría es que como los implantes los regala Pachá, lo mismo traen las cerecitas de su logo tatuadas. Y lo que más me inquietaba es qué explicas el domingo en casa cuando te ven levantarte al mediodía toda resacosa y con unos pechos nuevos. Me acuerdo de cuando empezaba a salir, en muchos bares te regalaban camisetas de la bebida que tomases y mi madre se daba cuenta de que me la había pillado gorda cuando veía una docena de camisetas de whisky tiradas en la habitación. Ahora, con este tipo de sorteos, me imagino a una madre tendiendo en el patio de luces un sostén con dos copas como las de dos abetos, y la vecina de enfrente pregunta de quién es semejante prenda, a lo que responde resignada: “La niña, que cada vez que sale de fiesta vuelve a casa con dos tallas más de sujetador…” Aunque lo más importante, es que el sorteo se haga ante notario, porque si se descubre que ha habido tongo, no quiero ver a la pobre ganadora teniendo que devolver el premio. Porque además, ¿quién paga la cirugía reductora?

Y lo bueno del sorteo es que a pesar del premio, también podían participar los chicos y regalar el premio a sus novias o amigas, según la organización. Que esto sí que es meterse en aguas pantanosas, porque si se las regalas a una amiga seguramente tengas lío con tu novia, pero si se las regalas a tu chica puede que no le haga demasiada gracia y te diga algo del tipo: “Podías haber ido a la discoteca de al lado, que sorteaban alargadores de pene…” Y aquí no vale la decisión salomónica de “una para cada una…” Por otra parte, la otra opción, que es guardar el premio hasta que llegue el día de la madre, sería aún más violenta, ¿qué le dirías? Le dirías: “Mamá, cuando era un bebé te vacié las tetas, pero ahora te las vuelvo a llenar. Estamos en paz…” ¡Yo creo que antes de meterme en un berenjenal así pido que me coloquen a mi los implantes!

Finalmente la discoteca fue acusada de denigrar a las mujeres y anuló el sorteo. Y yo no digo que no fuera denigrante, pero lo que no era, es sexista, porque a la semana siguiente iban a organizar un sorteo pensando en nosotros: un implante de labios, ¿que por qué labios? Porque si a tu chica le han tocado unos pechos de la 150 te vendrá bien que tu boca también sea un poquito más grande.

«SE BUSCAN»

Me paso la semana entre aeropuertos y estaciones de tren y me he dado cuenta de que siempre hay pegados carteles de “Se busca”, pero no son un póster grande con una cara gigante con la foto de un tío con cara de peligroso, no. Son hojas poco más grandes que un folio con quince o veinte rostros criminales en pequeñito, como si fueran una página de un álbum de cromos. Una especie de orla de malhechores, en plan: “ETA: Promoción 2010”. Y cuando los veo pienso, ¿de verdad hay alguien que retenga estas caras? ¿De verdad alguna persona se queda diez minutos mirando para el cartelito diciendo: “Voy a memorizar estas caras para ayudar a combatir el crimen, que a saber cuántas veces me he cruzado con un terrorista y no me he dado cuenta por no estar atento…”? Yo creo que no. Es que memorizar veinte caras así por las buenas tiene su dificultad. Y más si son etarras, que llevan todos el mismo peinado. Que yo me imagino a un radical vasco llegando a las oficinas de ETA, diciendo: “Hola, buenos días, vengo a apuntarme a los terroristas”, y el encargado de reclutamiento: “Muy bien, rellena este impreso y pasas a ese otro despacho a que te corten el pelo.” De hecho yo creo que el símbolo de la banda es una macheta porque es lo que utiliza su peluquero para talar esos flequillos… Pero volvamos a lo de las fotos de los carteles, porque si aún fueran fotos de cuerpo entero, pues mira, igual no te quedas con la cara pero sí con que uno mide dos metros, con que otro está de un gordo que revienta o con que otra tiene las tetas operadas, pero una foto de carné es imposible de recordar. Además todo el mundo sale mal en las fotos de carné, así que no creo que los criminales sean una excepción, seguro que si un día conoces a uno en persona, lo primero que le dices es: “Eres mucho más guapo que en la foto. Es más, ni siquiera tienes cara de malo…” Di tú que no iban a salir sonriendo, que los polis cuando les hicieron la foto les dirían: “Pon cara de malo que es para un cartel de “Se busca” no para que tu abuela la ponga en la mesilla de noche.” Aunque esa es otra, la policía cuando le hizo las fotos, ¿por qué no los detuvo? ¿Porque si no, no tenía emoción? ¿O es que no fue la policía quien les hizo la foto? A lo mejor tienen las fotos porque se dejaron el DNI en la escena del crimen.  O porque fueron a casa de sus padres y dijeron: “Oiga señora, ¿no tendrá por ahí una foto de su hijo? Es que verá, ha robado tres Banestos y lo estamos buscando…” Eso sí, al menos dan una facilidad, porque debajo de la foto ponen el nombre del delincuente en cuestión, así que puestos a memorizar, memorizas las dos cosas, y si te cruzas a uno y tienes dudas dices: “¿Antonio (o como se llame)?” Y si se gira es que es él.

Aún así lo mejor es que de vez en cuando te encuentras alguno de estos cartelitos con algunas caras tachadas a rotulador, indicando que a eses ya les han pillado. Que por un lado está bien porque dices: “Vale, nuestros cuerpos de seguridad no son eficaces al cien por cien pero algo hacen” y por otro piensas: “¿Hay un hombre en España que cada vez que detienen a un criminal buscado va por todas las estaciones y aeropuertos tachando su foto?”

De todos modos, no sé hasta que punto es útil tanto despliegue porque supongo que esos carteles también los verán los criminales, así que digo yo que o son muy gilipollas o en cuanto ven que su cara está decorando paredes se ponen una peluca y se dejan barba…


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