Los españoles somos muy de odiar. Odiamos a los que están de vacaciones, a los que están más delgados, odiamos al vecino porque está forrado, a nuestro jefe porque tiene una mujer increíble y a ella por salir con el imbécil de nuestro jefe. Odiamos, odiamos y odiamos. Esto hace que gran parte de las decisiones de nuestra vida, se basen en el odio: Te haces amigo de gente más gorda que tú para sentirte mejor, dejas el trabajo para no soportar al jefe, evitas al vecino o vas al mismo súper que la mujer de tu exjefe. Por tanto, si el odio es tan importante en nuestro día a día, ¿cómo es que no se puede medir o cuantificar, al igual que otras cosas igual de fundamentales como el dinero, la tensión cardiovascular o las veces que tenemos sexo?
Por suerte, creo que he dado con la solución: José Ramón Julio Martínez Márquez, alías Ramoncín, la única persona conocida a la que todo el mundo odia. ¿Cómo lo ha conseguido? No lo sé, pero está claro que tiene mérito. Ser odiado por todos es mucho más difícil de lo que parece, ya que normalmente el odio hacia unos lleva implícito el aprecio hacia otros: odias al Madrid pero te gusta el Barça, odias al PSOE pero aceptas al PP. El odio te posiciona y tu posición te hace pertenecer a grupos de odiados: Culés, Peperos… y de “odiadores”: anti-Madridistas, antiprogresistas… Y aquí es donde interviene Ramoncín, porque esta es su gran virtud, ante él, todos somos “odiadores”. Nadie lo traga y eso nos permite tomar el odio que le tenemos como una especie de valor “absoluto” y establecer a su vez baremos dentro del propio odio.
Antes de Ramoncín y puesto que el odio es relativo, no podíamos evidenciar nuestro odio a fulano en relación a mengano porque mengano representaría para nuestros interlocutores un valor relativo. Me explico, yo podía decir: “Odio más al Papa que a Belén Esteban”, pero como cada uno de vosotros odia a Belén Esteban en una medida determinada, no os podíais hacer una idea de cuánto la odio. Era como si yo os dijese que una bolsa de naranjas que me he comprado pesa el doble que un cubo lleno de chatarra, no se podía calcular. Ahora puedo deciros que odio al Papa la mitad que a Ramoncín y todos sabéis con absoluta precisión hasta que punto llega mi odio, es como si os dijese el peso de mi bolsa de naranjas en kilos, conocemos la medida.
Por tanto, “El Ramoncín” debería establecerse desde ya como la medida técnica del odio, siendo “Un Ramoncín” el nivel máximo de odio y los DeciRamoncines, CentiRamoncines y MiliRamoncines, sus medidas escalares.
Además, si consiguiésemos fijar como estándar este sistema de medición del odio, luego podríamos saber cuánto odia una persona de cualquier otro país a alguien usando sencillas tablas de conversión del estilo de las que nos dicen cuántas pulgadas son un metro o cuántas libras un kilogramo. Por ejemplo, igual que 1 pulgada son 2,54 centímetros, 1 Ramoncín serían 4 Hitlers en Polonia o 3,2 Bin Ladens en los Estados Unidos. ¿He tenido o no he tenido una buena idea?
Has tenido una idea genial.
Por cierto en el Fnac aun no esta tu libro.
Estupenda…. mientras no te acusen de denigrar su marca y te cierren el chiringuito. Andaba pensando algo en este mismo trasunto. Abrazos y hay que ver cuanto curras.
Ah, y actualiza el enlace de David Galán Galindo que se mudó hace tiempo.
Una idea genial! XDDD
Muy bueno!!
Pero se escribe «baremos» xD
Es un idea cojonuda! El odio hacia otras personas fluctua como las monedas y esto las hace poco propicias para crear un estandar. En cambio el odio hacia este personaje siempre es igual….el máximo.
Un saludo y a ver cuando le mandas un monólogo en Ourense!
¿Habrá un Ramoncín Estándar en la sede de la SGAE, como la barra de ¿hierro? que es el metro patrón en París?
Como no tengas derechos para utilizar esa imagen te vas a c**ar, Ra**ncin tiene una banda de secuaces que navegan por todo internet buscando objetivos a los que denunciar, verás tú y todos los que aparecen aquí juas juas juas
Muerte a Ramoncín!
Pero hay también medidas superiores al ramoncín, ¿no? Porque mi odio a Ramoncín se expresaría en un ramoncín, pero mi odio a mi jefe, por ejemplo, puede ser de un hectoramoncín o hasta un kiloramoncín…
Pronto pasará esto:
http://www.elmundotoday.com/2009/11/ramoncin-denuncia-a-su-madre-por-llevar-una-foto-suya-en-la-cartera/
tiempo al tiempo….
Genial!!
Me ha encantado. Cómo te lo curras…
La Oficina Internacional de Medidas y Pesos ya ha pedido a Ramoncín que se pase por Paris para «invitarlo» a pasar a su caja fuerte.
saludo2
es verdad qe nos guiamos mucho por el odio…
tu idea lo mejor!!
1 Ramoncín 4 Hitlers..jajajajajaja!!
lo has clavao!
Muy bueno, la verdad, es de 10!!
Buenas a todos!! lo he leido y me he decidido a crear el grupo en el caralibro «Ramoncín, medición estandar de odio» con clara cita al original, odiaré 3 ramoncines al que no se una!!
También podéis leer una breve descripción en www mundoturbio com
Hola, me gustaría saber cómo se llama tu libro. ¿Alguien me lo puede decir? 🙂
Eres un crack. Ya te tengo visto en algún gag de SLQH, en los conciertos de música con el anuncio de Estrella Galicia, etc.
Te has superado :P. Y creo que gracias a las redes sociales se te recomepnsará 😛
Que grande!!! Es una idea magnífica! No sé cómo no ha sido aceptada oficialmente todavía…
joder…Hacía rato no me reía tanto. Han estao magníficos!
El artículo es excelente!
Solo una cosa…creo que debe haber otra unidad métrica del odio y debe ser el «Milá» (de Mercedes Milá)
La tabla de conversión la desconozco pero está en torno a 1 Ramoncín +-0,1.
Qué bueno!!
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