Seguro que todos habéis comido alguna vez galletas Príncipe de Beukelaer, pero ¿cuántos sabéis donde está Beukelaer? Porque digo yo que si hay un príncipe, en algún sitio tendrá que estar. Pues no, Beukelaer no existe. Por lo tanto el príncipe no puede ser tal. El príncipe de Beukelaer es sólo un tío flipado con leotardos y calzas que va de fantasma diciendo que tiene un reino. Pues bien, destapado el mayor escándalo galletero desde que se descubrió que las Marbú doradas eran marrones, vamos a lo que de verdad importa: ¿Cómo se abren las galletas Príncipe de Beukelaer?
Si uno es autodidacta, la experiencia suele constar de tres fases. La fase uno tiene lugar, obviamente, la primera vez que uno se enfrenta a un paquete de Príncipe. Y en ella, las ansias dominan el proceso. Aún bien no las has pagado y ya estás abriendo el paquete, pero descubres que no es tan fácil como pensabas, que no estás ante un envoltorio más, ni mucho menos; hay bancos menos seguros que un envoltorio de Príncipe. No hay “abre fácil”, ni línea de puntos, ni nada que haga de la apertura un proceso sencillo, sólo una pequeña muesca en el plastiquito y eso desde hace un par de años. Consigues romper el plastiquito, y ¡sorpresa!, una fina capa de papel de aluminio te espera. Te libras de ella, roto el plástico, un trozo de papel Albal no es rival, y… Sí, otra sorpresa, una especie de papel acanalado mantiene las distancias entre tú y las galletas. En ese momento eres consciente de la paciencia que tenía que tener la gente de hace dos siglos para echar un polvo: Quitar la falda, la enagua, el refajo, las medias, desatar el corsé… Aunque al menos ellos pasaban esos trabajos para echar un casquete y no para comer una triste galleta. Lo que hace que te preguntes hacia donde avanza la sociedad si te lleva más tiempo abrir unas galletas que desnudar a una tía. Y también si merecerá la pena todo el esfuerzo que supone abrir el dichoso paquete para comerse un poco de harina con chocolate, cuando sabes que en menos tiempo tu abuela hubiera hecho la masa, calentado el chocolate y horneado varias bandejas de galletas que para colmo sabrían mejor. Si me descuido, la mía, hasta les abría grabado con la punta del cuchillo un dibujito de una señora con una corbata, “Galletas La Abuela de Bodegas”. Pero a estas alturas de la historia tragarte las Príncipe ya no es hambre, es obsesión, las ansias te pueden, como decía, y arrancas el último escollo, el papel acanalado, con brusquedad. Automáticamente cae sobre tus manos la galleta de arriba de todo hecha migas. Bajas a todos los santos del cielo porque te has quedado sin una galleta. Sí, ya lo sé, te queda el paquete entero, pero a ti las demás galletas te dan igual, tú querías esa, la galleta de arriba, la última en ser metida en el paquete y por lo tanto la más fresquita, pero no vale ni para que la picoteen las gallinas. Te sientes indignado, como si estuvieras en un bar, hubieras pedido un café y el camarero se hubiese bebido la espuma.
De la indignación nace la segunda fase. El paquete y tú ya os conocéis y sabes que merece cierto respeto y vas con cuidado. Te libras del plástico con algo de esfuerzo, del papel de aluminio y te encuentras de nuevo frente a frente con el papel acanalado. Y aquí vuelves a demostrar los conocimientos adquiridos; debes romper el papel acanalado sólo en la medida justa de las galletas que te vayas a tomar porque las protege de la humedad. Y empiezas a tirar, despacito, despacito… Mientras tiras piensas en quién fue el imbécil que le puso triple envoltorio a las galletas para que se conserven bien, pero no se le ocurrió ponerles un sistema de cierre. Ya no digo un recipiente hermético, pero al menos una bolsita como la del pan Bimbo que se pueda cerrar con un alambrito. Sigues tirando, despacito, y cuando crees que ya lo tienes, das el último tirón, y ¡zas! Arrancas el papel entero, ¡de arriba a abajo! ¡A la mierda la protección! Y no intentes volver a ponerlo porque ya os digo yo que es imposible. Es más difícil que enhebrar una aguja a oscuras. Sólo conseguiréis perder la paciencia. Así que más te vale que te comas todas las galletas en ese momento porque al día siguiente van a estar más húmedas que las sábanas de los Snorkels. Pero eso no es lo peor, lo peor es que pese a todos los cuidados tomados, compruebas que la galleta de arriba del todo, vuelve a estar hecha migas. La observas fijamente, incrédulo, y la impotencia te hace culpar a la cajera del Súper por no meter las cosas con cuidado en la bolsa. Y es más, no sólo la culpas, si no que te cagas en su madre.
Frustrado por sentirte inferior a un envoltorio de galletas, para la tercera fase te adelantas un paso. En la caja del súper proteges el paquete como si te fuera la vida en ello. Llegas a casa, pones una música relajante e inicias el proceso. Te libras del plastiquito sin esfuerzo ya que te has dejado una uña larga a propósito convencido de que todo serán ventajas, las galletas serán más fáciles de abrir y las chicas creerán que tocas la guitarra, al final lo único que pasa es que cuando te ven dicen: “¿Cómo está engordando el guarro que no se corta la uña? Debe hincharse a galletas”. Pero esa es otra guerra. Tú a lo tuyo, cortas el papel de aluminio, vuelves a estar sólo ante el papel acanalado, te tomas un par de valerianas, pero la presión es mucha, te falta valor y se te ocurre la gran idea: No tienes porque romper el papel, puedes pinzar la galleta con cuidado. Inclinas el paquete para que la gravedad juegue a tu favor, presionas suavemente con la punta del dedo, estás a punto de conseguirlo, ves como la galleta de arriba empieza a volcarse, tu otra mano la espera, intacta, perfecta, fresca, la galleta de arriba. Un último y ligero toquecito, la galleta se desprende, cae sobre tu mano y notas un cosquilleo… Sí: Migas. Está rota por abajo. Desistes. Dejas las galletas, te cortas la uña y asumes que moriremos sin ser capaces de comernos la galleta de arriba.
Algún día alguien lo conseguirá, seguro.
Gracias por hacer que me lo pase tan bien leyendo/escuchando en SLQH tus textos. Eres genial.
Pensé que sería de cómo desmontar la galleta para comerse el chocolate (que es igual de frustrante y de apetecible), y me ha sorprendido gratamente. Si usasen el papelito acanalado para hacerse las gorgueras principescas y se dejasen de gilipolleces todos estaríamos más chocolatados y felices.
Saludos 🙂
Pues en Francia son bastante parecidas, pero mas grandes y ademas hay unas que son tanto de galleta de chocolate como con la crema con menos leche, estan de vicio. Je de todas forams a mi las marbu me empalagan y yo soy menso persistente, yo me he rendido ante las fuerzas principescas.
grande, grande… jajajaja
yo utlilizo un cuter para cortar el plastiquito, unas tijeras para el aluminio, y luego quito el carton y las meto en una lata…
proceso quirurjico
O hace mucho tiempo que no comes galletas príncipe o te tendré que dar unas clases…
Yo incluso conozco gente ha presentado tesis doctorales de como abrir el paquete. Evidentemente nunca han llegado a aprobarlas porque científicamente está demostrado que siempre se rompe la galleta de arriba.
Muy bueno. Salu2.
Para empezar Hola,
Tengo que reconocer que no nunca había leido tu blog y el enlace me lo ha pasado una amiga, porque si SOY UNA ADICTA AL CHOCOLATE, y como tal las principe son parte de mi infancia y mi madurez jeje.
Me he sentido totalmente identificada con tu descripción, es más he llegado a intentar abrir el paquete con un cuchillo por arriba para que no se rompiera, pero… la primera galleta siempre esta molida 😦
Mi solución al problema es:
1- preparate un buen tazón de colacao, recalco Colacao, que no Nesquik (este puede ser un gran tema de debate)
2- abre el paquete sin problemas, pero siempre encima del tazón
3- volca la galleta molida en el tazón y ya está te la comes entera y riquisima
Espero que os sirva mi solución,
besoss
en serio, odio esas galletas por eso, es q siempre tienen migas…arghh!!! aunq estas muu wenas la verdad!!! jajajaja
x cierto, las doble choc kreo q no se rompen tanto…:P
cuidate!!!^^
De verdad era necesario hablar tanto de un tema tan banal??? existen tantos temas en los que uno puede usar su criterio y se pierde en esto??? disculpame, no es mi intenciòn ofender, mas no puedo quedar impavido frente a blogs de este tipo, ojala los valores de nuestra generaciòn lograran ser mas profundos.
¿Te has tragado un diccionario? Por cierto, ojalá lleva tilde.
jajaja
me encantó tu texto. Me lo pasé genial leyéndolo! 😉
De todas formas yo ya desistí lo que hago es abrir el pakete individual tiro del coso blnko acanalado y vacío las galletas en un bote para galletas donde se conservan durante días! asi que ya no hay más problemas..eso si no siempre viene rota la de arriba rara vez peor alguna me tiene tocado! ;P
a seguir así con el blog!
^^
un saludo
Seguriteca. Fíjate si es atractivo el tema que incluso tú, que parece que no te interesa para nada, te has detenido un rato en leerlo e incluso en opinar 😛 .
Mi madre de pequeño me llamaba principe de Beukelaer (Bequeler). Ahora se que no significaba nada…..xD.
PD: Las OREO son el futuro..
Un saludo
Jajaja Rober, eres el mejor.
Las mejores son las Hacendado, pues suelen aguantar más la humedad.
ROBER!!!!! Eres tii??? fai pouquiño que te coñezo… pero encantame o que fas, de verdade, xenial!!!! e cacabo de atopar este sitio, chafullando en internet… solo unha cousiña… non perdas o tempo coas persoas que non entenden o que fas, ou que critican o que fas… só te pos a súa altura, e estou casi segura… de que non che chegan nin o meñique do pe!!!!
sin mais un moi forte abrazo… e haber si algun dia podo verte actuar en persoa, que non debe de ter desperdicio!!Un fote abrazo!!! bicos
Yo creo que lo de los «abuelos» y la uña larga del meñique se merece un monólogo también.
Me encanta el blog, un motivo para reir!!! 🙂
yo lo he conseguido….
cuchillo puntiagudo y afilado,
lo metes entre las costuras de pegado de la tapa redonda del paquete,
cortas esa tapa entera,
a la vista queda la primera galleta,
vuelcas el paquete y
SALE INTACTA
hay cosas mas importantes en la vida que hablar de como habrir unas galletas (ignorantes)
no tengo presente estas galletas,aunque estuve en espagna,però me han venido ganas de provarlas.para mi estarà otra fase:consguirlas en italia o de qualquier manera…..
Porque has conseguido robarme mil y una sonrisas, gracias.
Yo creo que nadie lo había descrito mejor que tú. Efectivamente, eso es lo que pasa cuando intentas abrir un paquete de galletas Príncipe.
son únicas,,,,, gracias por el texto,,,,,
y al que nos llama ignorantes,,, abrir sin h,,,,, 🙂
y ahora que ya las he abierto, cómo las cierro para que no se estropeen las pocas que quedan?????