*A propósito del estreno de Batman: El Caballero Oscuro
Batman es el único superhéroe que no tiene superpoderes ni ha sufrido mutaciones, ni proviene de un planeta extraño, ni nada anormal. Batman o más bien su alter-ego, Bruce Wayne, es un tío como tú y como yo, pero forrado, al que se le ha dado por ahí, por gastarse sus dineros en ser el hombre murciélago. «Ya le podría haber dado por ahí también a mi hija», dirá el señor Hilton, papá de París. Bruce Wayne es simplemente un excéntrico un poco friki. Lo que quiero decir con esto es que Batman no existe, pero podría. Y he aquí lo extraño, que justo el único héroe que podría haber sido real, van y lo ubican en una ciudad irreal, en Gotham. En Nueva York ponen a Spiderman que se vuelve medio araña por la picadura de una, cuando todos sabemos que esto es imposible, por esa regla de tres, con el verano que llevo en Madrid, haría semanas que me habría convertido en el hombre mosquito. No tiene sentido, es una ocasión perdida, podrían haber hecho de Batman el sueño americano. Y de paso de Robin, el “orgullo” americano. Pero ese es otro tema.
A mi Batman me cae bien, pero me parece un poco egocéntrico, poniéndole su nombre a todo. Que si el Batmóvil, que si la Batcueva, que si la Baticao… Seguro que también les cosía etiquetas. Me lo imagino en el colegio: –¿De quién es esta capa? –Es de Batman, lo pone en la etiqueta–. Pero tronco, ¡si eres el único que lleva capa! ¡No tienes que coserle nada! Pensadlo, sería ridículo que yo le llamase a mi coche el Bodemóvil. Y lo peor no es eso, lo peor es que años después llega el papa y le copia la idea. El papamóvil. Menos mal que no llama papa-hostias a los que reciben la comunión.
Otra cosa que me cabrea bastante de Batman es esa manía de que todo tenga forma de murciélago. Que ni la Barbie tiene los complementos tan a juego. A ver, yo reconozco que el tío perdería mucha presencia yendo a combatir el crimen en un Renault 5 verde. Y que su buga es muy fardón. Pero el conjunto es demasiado excesivo. Que si la hebilla del cinturón, que si las estrellas ninja esas con forma de murciélago, que si la luz de llamada. Que a todo esto, el tío tenía una cueva llena de inventos pero no podía tener un puñetero teléfono móvil. Que además la señal esa que se proyectaba en el cielo la veía él, pero también los malos, si no escapaban eran gilipollas.
- Michael Keaton
- Christian Bale
- George Clooney
- Adam West
- Perro
- Muñeco de Lego
Por lo demás la vida del hombre murciélago en el cine ha sufrido bastantes altibajos. Buenos tiempos con Tim Burton y ahora con Chris Nolan y no tan buenos (malos) con Joel Schumacher, pero para mí el auténtico Batman no es ni Michael Keaton, ni Christian Bale, ni por supuesto George Clooney (de todo menos Batman). Para mí el auténtico Batman es Adam West, sí, el de los años sesenta, el ahora alcalde de Quahog, la ciudad de “Padre de familia”, con sus mallas de algodón, más cutre que los disfraces del todo a cien, que protegía menos que el de Hulk, no paraba ni el aliento del pingüino. Metiendo esos guantazos con rótulos de ¡Pim! ¡Pam! ¡Pum! Y subiendo las paredes en horizontal. Ese es el auténtico Batman. Hasta la semana que viene, en la misma Bodepágina del mismo Bodeblog.
Batman (1966)
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